11 septiembre 2005

Lo que pasa es que como se efectúan los nombramientos de los ministros de la Suprema, estamos logrando obtener una clonación de cerebros en esta Corte. La modificación constitucional de 1997 señalaba que el Presidente elegía y el Senado confirmaba o rechazaba dependiendo si los antecedentes eran o no recomendables. Pero, desgraciadamente, la realidad demostró que no era así. Es la minoría del Senado, por el binominalismo que impera, quien decide todos los nombramientos. No tengo que decir quiénes son la minoría. Y el Presidente se siente con una carga extra porque si el Senado la rechaza, están poniendo en tela de juicio sus decisiones.

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