Javier Rojahelis Busto
| ||
JAVIER ROJAHELIS BUSTO
El recorrer museos en cualquier parte del mundo siempre conlleva cierta solemnidad y seriedad histórica, sensación muy ligada al sentido científico, académico o artístico bajo el cual se agrupan las colecciones que ellos contienen. Sólo contados ejemplos "chasconean" un poco estos recintos, como las réplicas en cera de famosos impuestas por la célebre Madame Tussaud.
El verdadero quiebre a esa monotonía de la museología sólo aparece cuando se visita una muestra realmente "freak", montada con espíritu bizarro y que exhibe con obsesiva concentración un objeto o tema al que parece no acomodarle el aparatoso logo de museo.
Que los japoneses dejen los zapatos en la entrada de sus casas puede explicar la importancia que dan a los calcetines en sus vidas. Tanta como para montar la exposición permanente que tienen en Tokio, con alrededor de 20.000 pares de esa prenda, entre los que se cuenta el record Guinness del calcetín más largo del mundo. Y también algunos usados por famosos de la historia nipona, como los usados por el Primer Ministro Yoshida Shigaru cuando visitó Estados Unidos en 1950, o rarezas como unos que se calientan a pilas.
Vender pomadas
El mundo de la medicina aporta The Museum of Questionable Medical Devices, de Minneapolis, que se dedica a mostrar una serie de raros aparatos ideados para dar una milagrosa solución a alguna enfermedad. La colección va desde una silla vibradora de 1900, que prometía la cura a los males de espalda, hasta un artefacto de 1932 de ondas de radio y rayos ultravioleta que prometía el sueño de rejuvenecer a quien lo usara.
Siempre en Estados Unidos, Georgia alberga la mayor exhibición del mundo de garrapatas en un recinto que tiene más de un millón de ejemplares del indeseable parásito, los que pueden ser vistos con lujo de detalle a través de poderosos microscopios. Otra colección importante de garrapatas es la de la Universidad de Edimburgo, donde también se pueden ver todas las variedades, desde las que afectan a animales y humanos en Nigeria hasta la variedad escocesa del Ixodes caledonicus.
Y si de tamaño se trata, el museo de parasitología en Japón exhibe orgullosamente a la lombriz solitaria más larga del mundo: mide 8.8 metros.
Al fondo, a la derecha
Si bien las necesidades fisiológicas son un elemento que une a todas las culturas sin excepción, también es un punto que sirve para mostrar las diferencias culturales e históricas que rodean estas actividades. Esas diferencias son las que se pueden ver en dos lugares dedicados a mostrar cómo han evolucionado los baños a través del tiempo. Uno de ellos es el museo del inodoro en la India, completamente justificado en un país cuyos habitantes producen diariamente 900 millones de litros de orina y 135 millones de kilos de materia fecal. La muestra tiene distintos modelos traídos de diferentes países.
El otro museo es el de Massachusetts, Estados Unidos, donde el visitante no sólo se encuentra con una serie de modelos de retretes desde 1800 en adelante, sino también con los respectivos papeles higiénicos de la época.
De todo un poco
El corolario perfecto para los dos destinos anteriores queda en Holanda, cuyo museo Jannick, además de mostrar las fecas de diversos tipos de animales, incluyendo la prehistórica deposición de un mamut, permite a los visitantes participar interactivamente, adivinando a qué tipo de animal pertenecen las heces que están tocando.
En todo caso, no es para asombrarse, el año pasado en Francia la Cité de Sciences montó toda una feria, enfocada fundamentalmente a los niños, sobre la flatulencia, las fecas y todo tipo de secreciones corporales. De hecho, una de las entretenciones de la muestra era la singularmente llamada "bomba del vómito".
Y las rarezas suman y siguen: en París existe el Museo de la Contrefacon, dedicado al tema del "pirateo", mostrando obras y piezas originales junto a sus ilegales imitaciones, las mismas que se venden en el mercado negro.
En la parte Este de Washington, un fanático de los robots creó el Robot Hut Museum, una completa galería con réplicas exactas de los androides aparecidos en el cine y la TV, incluyendo clásicos como el de "Perdidos en el espacio" o el C3PO de "La guerra de las galaxias".
Las Barbie también tienen su templo de adoración en un pueblo de Taiwan llamado Taishan, donde Mattel fabricó durante dos décadas el famoso juguete. Allí se muestran 400 muñecas, cada una vestida con un particular traje. Curioso homenaje para un artículo que en el extranjero era vendido por más dinero que el que recibía mensualmente el trabajador más antiguo de esa fábrica.
¿Chile bizarro?
En Chile existen algunos ejemplos de relativas curiosidades, como un museo en Atacama dedicado exclusivamente a los meteoritos encontrados en territorio nacional, o el caso de un amante de las motos que levantó un edificio en Huechuraba para mostrar su colección de más de 70 de estos vehículos, afición que comenzó hace 13 años luego de reparar un modelo de 1952.
En el número 50 de calle Merced, un museo permite, previa reserva telefónica y a no más de seis personas, conocer productos de farmacopea y remedios que van desde 1815 hasta mediados del siglo XX.
¿Qué pasó con Fresia?
Y los que quieran ver la cabeza disecada de la elefanta Fresia que el periodista y escritor Sergio Paz reseña en su libro "Santiago Bizarro" (Editorial El Mercurio-Aguilar), deberán esperar, ya que el Museo de Historia Natural decidió guardarla en bodega hasta tener una exposición que justifique su uso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario