Entre que el déficit de atención “no existe” o el déficit de atención es una enfermedad neurológica, mi postura no fue buscar un acomodaticio punto medio sino salir de la disyuntiva proponiendo otro punto de vista. La neuroplasticidad y la neurogénesis, evidencian la increíble capacidad de cambio del cerebro, pero el cambio para ser duradero debe ser coherente con el contexto relacional del sujeto. Las personas con TDAH tienen dificultades para postergar la gratificación, lo que dificulta el laborioso y rutinario proceso de cambio personal. A la gente con TDAH yo los invito a vivir una aventura dramática y festiva, con un guión, juegos, música, mapas mentales, misterios, acertijos. La persona comienza escribiendo un perfil de su personaje sus habilidades, recursos, karma y relaciones. Se la invita a dejar de vivir su antiguo guión y empezar a programar uno nuevo, bajo la consigna de que somos según los roles que vamos practicando y el diseño de futuro que vemos en ellos. El proceso de rediseño personal debe cumplir con ciertos requisitos; deben cumplir ciertas condiciones de buena formulación que se irán descubriendo con cada mal resultado.
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