Cuando uno comienza a hacer los gestos rituales de un funeral, puede no sentir pesar; pero la atmósfera de la gente en el funeral, con sus conjuros de pesar, sus evocaciones de dolor, puede, a su vez, afectar a la persona en forma bastante genuina.

En la actualidad, dada la concurrencia de las masas al cine, las estilizaciones de emociones, tales como la ternura o diversos modelos de seducción o acercamiento erótico, tienden a ser estandarizados y modelados, siguiendo a las estrellas cinematográficas que se especializan en estos tema. Hay modas de gestos que están relacionadas con modas en el vestido y en el maquillaje; la cabeza inclinada y los ojos que miran disimuladamente por debajo de las cejas, armoniza con sombreros de alas grandes o densos flequillos. Diversos gestos tienen, ligados a ellos, diferentes valores de prestigio; y lo mismo que los sentimientos internos se pueden desarrollar a partir ael uso repetido de gestos en roles recurrentes, las emociones y los gestos de los miembros de diversos grupos de status pueden estar estereotipados.Por otro lado, los gestos pueden estar sujetos a convenciones, precisa mente para ocultar los sentimientos internos de cualquier tipo. En el antiguo Japón se elaboró un código de comportamiento según el cual era un “signo de falta de respeto revelar, por la mirada o el gesto, cualquier sentimiento de dolor o pesar en presencia de un superior”.


Los roles de la persona pue den no incluir todo lo que está comprendido en su estructura psíquica. Por medio de sus sistemas específicos de premios y tabúes, aprobaciones y des. aprobaciones, el contexto social puede excluir la manifestación de ciertos rasgos de las estructuras psíquicas de algunas personas.Se debe dar el debido peso a lo que existe en ci hombre y que las ins tituciones no “dan salida”. Para el conservador estos impulsos y emociones más oscuras aparecen generalmente como destructores de la conducta social organizada. Pero también pueden verse como las condiciones de nuevos comienzos en la organización social y en el hombre mismo. En la época victoriana se reprimía lo sexual, hoy se reprime el misterio.