Todo comenzó cuando a un travieso muchacho se le ocurrió registrar un foro y un blog con otro amiguete y empezar a llenarlos de mensajes con identidades falsas. "En una semana conseguimos generar toda una comunidad de fans del toothing", recuerda en su confesión. Para darla a conocer, sólo bastó enviar un mensaje a un blog, en este caso Gizmodo. Y a partir de ahí, el bulo-meme se empezó a extender por la Red a base de links y copy-pastes.
José Antonio del Moral lo cuenta en español con projilidad de enlaces, y Clay Shirky hace un análisis más profundo del bulo del toothing, para dar conclusiones agrias por lo que respecta a la credibilidad de la blogosfera y la dinámica con la que funciona.
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