En general cuando consumimos no compramos productos sino marcas que nos den pertenecia en una de las tantas tribus, algo que nos haga sentir bien, "pertenecientes", guapos, jóvenes, especiales, admirables, aventureros, uno compra autoestima, un acercamiento a la imagen de lo que nos gustaría ser... lo que uno compra es un estado de ánimo, en fin no se compran cosas sino experiencias. El próximo movimiento del mercado mundial y la psicofarmacogenética puede ser perfectamente vender directamente los estados de ánimo.
Jorge Orrego
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