Si se pueden realizar varias actividades y el individuo elige una y re chaza otras, le adscribimos un deseo, una finalidad o una voluntad. Este dominio de los propios movimientos, o sea, el uso de ellos como medio para adquirir lo que uno desea, implica el conocimiento y la anticipación de nietas. El propósito, el deseo o la intención, como un estadio en el desarro llo del impulso, existen cuando los impulsos han encontrado objetos.
No recordamos simplemente acontecimientos aislados de nuestro pa.sado. Recordamos acontecimientos situados en un marco de referencia. Este marco de referencia nos lo da nuestra sociedad, y lo que encaja en él y lo llena se recuerda mejor que lo que no podemos situar. Bartlett infor-nó que luego que algunos miembros de una tribu zulú visitaron la ciudad de Londres, la cosa que más vivamente se mantenía en su memo ria era la imagen del policía inglés parado en medio del tránsito, con los brazos levantados. Este gesto resultaba ser el signo del saludo entre los miembros de sus tribus; era una de las pocas imágenes que encajaban inmediatamente en el marco de referencia social de su memoria, y fue recordado
De modo similar, los proyectos de un individuo, su filosofía de la vida y sus expectativas y metas específicas, normalmente encajan en un amplio marco de referencia social, típico de los miembros de su posición social, que li el alcance de su construcción del futuro posible. Sin embargo, limitar no es determinar. La estructura del futuro de un hom bre, tal como él la ve, está sujeta a modificaciones individuales notorias. con sus proyectos vitales, sugeridos por su posición social en una socie dad particular, en un momento dado.
Surgen problemas, y se deben tomar decisiones, que comprenden anticipaciones del futuro, lo mismo que hábitos del pasado. Las expecta tivas en conflicto, que nos imponen los otros, no terminan necesaria mente en un desacuerdo o a la deriva; a menudo terminan en un viraje de nuestra coziducta y a veces de nuestros proyectos vitales. Una meta fundamental de nuestros proyectos puede ser e punto que ordena nues tra conducta presente. Esta selección de una meta y el ordenamiento de nuestras actividades presentes como medio para su realización, constitu yen, por supuesto, un aspecto distintivo del carácter consciente e inteli gente. Controlamos nuestra conducta presente por el futuro que anticipamos y deseamos en diversos grados, y lo mismo que respondemos al tajo de un cuchillo antes de que éste nos corte, asumimos roles antici pando las reacciones de otros, con el fin de evitar ansiedades y de alcan zar los fines deseados.
Por medio de la anticipación, el futuro opera en el presente; actua.
mos ahora en términos de ese futuro. Estas anticipaciones son las con diciones de nuestra conducta presente y de las estilizaciones de la persona.
Probablemente, toda la experiencia tenga estos elementos del futuro
anticipado, puesto que respondemos a los signos presentes de los objetosfuturos: huimos cuando hay humo, aunque no hayamos visto fuego.
Las reacciones de una persona a los requisitos de un rol pueden :Lasificar en términos de los poderes que tiene el rol de hacerla sentirse trin o, por otro lado, ansiosa por no poder cumplir con las xnectativas que se le imponen.
Un hombre puede sentirse restringido al desempeílar ciertos roles;
ede no ser capaz de “situar” todas sus energías, impulsos y tendencias
entro de las exnectativas convencionales que requiere su rol. La imagen
si mismo, reflejada de otros roles (desempefiados previa o actualmen puede estar en conflicto con la mai reflejada del desempeuio del:cl restringido. En consecuencia, la persona no puede “darse toda”
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