La conclusión de la epistemología moderna es que no hay manera racional de establecer verdades mejores que otras.
No sólo si nada puede ser probado y todo puede ser defendido, si no se puede transformar en matemáticas la riqueza viva del lenguaje cotidiano y el sentido común , y si nunca sabremos cuando el error experimental se vuelve una curva nueva, esto absolutiza al poder (la fuerza, la retórica, la persuación) como dirimidor de verdades. Sino que también la existencia del poder no puede convalidarse ni refutarse.
La realidad del poder social se corrobora a si misma (¿qué trucos manipulatorios se esconden en los que dicen no creen en ella?) y de esta idea se siguen consecuencias prácticas, algunos dicen refuerza la corrupción y la codicia.
Una alternativa es la metáfora de formar parte de un ecositema. El amo no controla unilateralmente al esclavo, lo que el esclavo hace o no hace contribuye a organizar la conducta del amo y viceversa.
Antes de preguntarse si una idea es verdadera o falsa habría que preguntarse para quiénes es útil. Conocer surge de una base ética, un paso que va de la objetividad a la responsabilidad.
Si la roca esculpe al escultor tanto como el escultor a la roca, me gustaría saber...
¿En qué proporción?
J. ORREGO.
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