21 agosto 2005

Estudios han explorado los beneficios para la salud de distintas formas de expresión
Demuestran poder terapéutico de escribir vivencias personales
Diversas investigaciones han estudiado los efectos de las técnicas llamadas de escritura expresiva, que busca que la persona vierta sus sentimientos y emociones sobre temas tan dolorosos como una enfermedad, el divorcio o la muerte de un ser querido.
Fecha edición: 21-08-2005

La clave: para que la escritura terapéutica tenga efectos positivos debe incluir expresiones de cómo se siente la persona, cómo se ve a sí misma, sus fortalezas y debilidades en distintas áreas de la vida.
Los investigadores que se especializan en estudiar las relaciones entre la mente y el cuerpo saben desde hace algún tiempo que el expresar los sentimientos y emociones a través de la escritura tiene un tremendo poder positivo en el organismo, contribuyendo, por ejemplo, a acelerar la recuperación en personas que han sufrido accidentes o a mejorar el estado general de salud de una persona enferma.Ahora, un nuevo trabajo acaba de descubrir que escribir en forma altamente expresiva sobre cualquier tema, dejando transparentar las emociones, sentimientos e ideas que posee una persona en torno a variados temas, puede ser tan beneficioso como dedicarse a redactar un texto sobre los problemas que están causando conflicto en la vida del individuo.Compromiso con lo escritoSicólogos de la Universidad de Colorado en Bourlder, Estados Unidos, pidieron a dos grupos de estudiantes universitarios cuyos padres se habían divorciado recientemente que escribieran en forma expresiva determinados textos.Antes de comenzar a escribir, en las entrevistas con los investigadores, se mencionó el tema del divorcio de sus padres y lo triste que debía ser ese período para ellos. Luego, a la hora de escribir, se pidió a un grupo que redactara un texto sobre el manejo del tiempo en su vida personal, mientras que al otro segmento se pidió que vertieran sus experiencias en torno a la ruptura matrimonial en su familia.Luego, los sicólogos se entrevistaron nuevamente con cada uno de los 86 jóvenes para hablar en profundidad sobre el divorcio de sus padres, midiendo a través de sensores el ritmo de los latidos cardíacos, los niveles de oxígeno en la sangre, las variaciones en la acidez de la piel. Al terminar la entrevista, hicieron un chequeo para detectar la presencia de síntomas físicos de molestia y ver cómo se desempañaban en variados test cognitivos y de memoria.La idea de los investigadores era que los jóvenes que habían escrito sobre sus padres mostrarían efectos positivos más determinantes, ya que se habrían liberado del estrés de las emociones no procesadas, habrían podido llevar a palabras los sentimientos que habían tenido hasta ese momento, procesando sus penas, rabias y angustias a través de lo escrito. Sin embargo, los expertos descubrieron que el grupo que había escrito sobre su manejo del tiempo mostraba idénticos efectos positivos. La clave, dicen los expertos, está en la expresión del Yo: independiente de los temas, el hablar de sí mismo, lo que siente y hace ante diversos problemas, tiene el poder de canalizar tensiones personales, entrar en contacto con uno mismo y encontrar equilibrio al analizar las propias capacidades y falencias.
La expresión de las emociones: ¿cuándo es positiva?
Uno de los elementos que más llamó la atención a los investigadores de la U. de Colorado, en Boulder, es que no era la experiencia sobre la cual se escribía la que determinaba que la escritura fue más o menos positiva como arma terapéutica, sino la forma en que se escribía de cualquier situación.Por ejemplo, la descripción de las emociones, pero de manera distante y no reviviéndolas, fue mucho más beneficiosa que la descripción a través de inmersión emocional, es decir, volviendo a experimentar los hechos.Cuando las situaciones no se relacioban necesariamente con emociones, la descripción de los estados del cuerpo resultó también altamente terapéutico: el cansancio, la relajación o relatos de tensión muscular mostraron positivos resultados.La explicación radicaría, dicen investigadores, en que el individuo alcanza estados de conexión consigo mismo que facilitan que encuentre el equilibrio.

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