02 agosto 2005

No es necesario insistir demasiado en las evidencias empíricas para sospechar que la derrota del socialismo no ha dado lugar a la gran tarea de todos, integrando los aportes posibles de ambos bandos, sino más bien a la colonización salvaje, al exceso neo liberal, a un nuevo incremento en los niveles de saqueo de la periferia, de una periferia que ya no tiene los límites geográficos de la antigua, sino que se extiende incluso al interior de los propios países centrales.

El punto teórico es si el duelo de la derrota debe pasar necesariamente por la afirmación de un sin sentido esencial, de la contingencia radical. El punto político es qué tipo de política puede surgir de una teoría marcada a tal punto por la experiencia de la derrota. El asunto es si nuestra derrota ha sido tan impresionante que nos obligue a pensar todo desde la negociación. Una idea de la política presidida por una moral del “por lo menos”. “Por lo menos ganamos una plaza, un colegio, por lo menos ya no es presidente de la república, por lo menos ya no nos matan en las calles”.

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