02 agosto 2005
No son nuestros héroes (padres) los que nos dan fuerza, sino nuestro conocimiento de las técnicas del poder. Tal como los socialistas utópicos del siglo XIX, y como los románticos (almas bellas) de todos los tiempos, los ingenuos se asustan de la técnica, recurren a Heidegger en busca de argumentos, y dejan ir de las manos el contenido material del poder. Las armas del poder tecnológico resultan demasiado terribles para estos pacifistas y, renunciando a ellas, se ponen en las manos de los dominadores, como el clásico bufón irónico, que dice la verdad, pero es inofensivo.
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